Devorando las calles.
Ha llegado la hora,
devorando las calles,
de buscar la iniciativa.
Devorando las calles,
busco en las alcantarillas,
Devorando las calles,
Devorando las calles...
Devorando las calles,
Devorando las calles,
Devorando las calles,
Devorando las calles...
martes, 25 de octubre de 2011
ROGAD A DIOS POR SUS ALMAS
Rogad a dios por sus almas,
pues sus cuerpos no valen nada.
En el infierno pueden estar,
hasta el cielo no pueden volar,
¡Los testículos me cortaría por la calavera del rey!
Esta no es una canción de amor,
la eskizofrenia es mi pasión,
el silencio reina allí,
la eskizofrenia reina aquí.
¡Los testículos me cortaría por la calavera del rey!
He buscado en muchas tumbas
el cuerpo muerto de una mujer.
Quise besar su boca sangrienta,
acariciar su cuerpo ya muerto.
¡Los testículos me cortaría por la calavera del rey!
pues sus cuerpos no valen nada.
En el infierno pueden estar,
hasta el cielo no pueden volar,
¡Los testículos me cortaría por la calavera del rey!
Esta no es una canción de amor,
la eskizofrenia es mi pasión,
el silencio reina allí,
la eskizofrenia reina aquí.
¡Los testículos me cortaría por la calavera del rey!
He buscado en muchas tumbas
el cuerpo muerto de una mujer.
Quise besar su boca sangrienta,
acariciar su cuerpo ya muerto.
¡Los testículos me cortaría por la calavera del rey!
TAN FÁCIL
Cuatro gotas cambian el color,
suelo que brilla amarillo hoy,
acabé quemando mi nariz.
Sólo en octubre me siento así,
y ese viento que pega de frente,
no deja a los ojos descansar.
Lágrimas que aguantan un poco más,
como cuando todo estaba dicho.
Humedad, cierta tristeza y algo más,
se repite otra vez.
Todo está en una botella y tan fácil
se puede acabar
Echo en falta llegar por detrás,
agarrar tus tetas sin avisar,
notar ese culo junto a mí,
dejar caer mi lengua por tu espalda.
¡Cómo me enseñaste a amar el vicio!
Estaba metido en tu fuego
¡Cómo me enseñaste a amar el vicio!
Estaba metido en tu cuerpo
Humedad, cierta tristeza y algo más,
se repite otra vez.
Todo está en una botella y tan fácil
se puede acabar
¡Tan fácil!
suelo que brilla amarillo hoy,
acabé quemando mi nariz.
Sólo en octubre me siento así,
y ese viento que pega de frente,
no deja a los ojos descansar.
Lágrimas que aguantan un poco más,
como cuando todo estaba dicho.
Humedad, cierta tristeza y algo más,
se repite otra vez.
Todo está en una botella y tan fácil
se puede acabar
Echo en falta llegar por detrás,
agarrar tus tetas sin avisar,
notar ese culo junto a mí,
dejar caer mi lengua por tu espalda.
¡Cómo me enseñaste a amar el vicio!
Estaba metido en tu fuego
¡Cómo me enseñaste a amar el vicio!
Estaba metido en tu cuerpo
Humedad, cierta tristeza y algo más,
se repite otra vez.
Todo está en una botella y tan fácil
se puede acabar
¡Tan fácil!
lunes, 24 de octubre de 2011
PATRICIA
ENTRANDO EN LA TABERNA DE RICHAR
¡BUENOS DIAS! GRITABA UNA CHICA.
DECIA QUE SU NOMBRE ERA PATRICIA,
DE OJOS TRISTES QUE APENAS DORMIAN
ECHALE UN HIELO... A MI POESIA
PECHO HIRVIENDO... DE MELANCOLIA
MIRANDOME... A LOS OJOS DECIA
QUE DE NOCHE... SUS LABIOS ARDIAN
GRIS.....DESCRIBE TU MIRADA....LA HABITACION CERRADA
RECUERDA SIMPLES BESOS DE UNA MADRUGADA
FIEL... ESPERAS SU LLAMADA.... LA SOMBRA ENTRA DE ESPALDAS
DOBLANDO LAS ESQUINAS DE TU PIEL DORADA
TALLANDO UN CORAZON DE MADERA,
LENTAMENTE QUEBRARON LAS VELAS,
SONRISA QUE SE PIERDE EN LA CENA,
PROMETINDO UNA LARGA CONDENA.
ESCAPA EL TIEMPO... DEL RELOJ DE ARENA
EL AMOR... QUE LATE POR MIS VENAS
EL PLACER... DEL VENENO ENTRE TUS PIERNAS
UN ADIOS.... DESPUES LA PESADILLA
QUIEN ESCRIBE TUS CANCIONES,
RECUERDA QUE LAS FLORES
SE JODEN, SI LES TOCAS MUCHO LOS COJONES.
SI LA CABRA TIRA AL MONTE,
REGALO MI HORIZONTE,
PARA ARROJAR AL VIENTO TODOS LOS TEMORES.
¡BUENOS DIAS! GRITABA UNA CHICA.
DECIA QUE SU NOMBRE ERA PATRICIA,
DE OJOS TRISTES QUE APENAS DORMIAN
ECHALE UN HIELO... A MI POESIA
PECHO HIRVIENDO... DE MELANCOLIA
MIRANDOME... A LOS OJOS DECIA
QUE DE NOCHE... SUS LABIOS ARDIAN
GRIS.....DESCRIBE TU MIRADA....LA HABITACION CERRADA
RECUERDA SIMPLES BESOS DE UNA MADRUGADA
FIEL... ESPERAS SU LLAMADA.... LA SOMBRA ENTRA DE ESPALDAS
DOBLANDO LAS ESQUINAS DE TU PIEL DORADA
TALLANDO UN CORAZON DE MADERA,
LENTAMENTE QUEBRARON LAS VELAS,
SONRISA QUE SE PIERDE EN LA CENA,
PROMETINDO UNA LARGA CONDENA.
ESCAPA EL TIEMPO... DEL RELOJ DE ARENA
EL AMOR... QUE LATE POR MIS VENAS
EL PLACER... DEL VENENO ENTRE TUS PIERNAS
UN ADIOS.... DESPUES LA PESADILLA
QUIEN ESCRIBE TUS CANCIONES,
RECUERDA QUE LAS FLORES
SE JODEN, SI LES TOCAS MUCHO LOS COJONES.
SI LA CABRA TIRA AL MONTE,
REGALO MI HORIZONTE,
PARA ARROJAR AL VIENTO TODOS LOS TEMORES.
BI MINUTU...
TA DENBORA AURRERA DOA... TA NIK JAKIN GABE
ZE HAIN GAIZKI EGIN NUEN, GORROTO HAU JASOTZEKO
TA DENBORA AURRERA DOA... TA NIK JAKIN GABE
ZE HAIN GAIZKI EGIN NUEN, GORROTO HAU JASOTZEKO
TA NIRE BIZITZA AURRERA DOA... AURRERA DOA
TA NIK SENTI GABE TA HARA NOA... HARA NOA
ZURE MAITASUNA HAIN BEHAR IZAN ARREN
TA NIK GALDUTA NAU ZU GABE... ZU GABE
BURUTIK EZIN KENDU, DESIO BAKARRA
BI MINUTU PARE BAT, ZURI ESATEKO
BURUTIK EZIN KENDU, DESIO BAKARRA
BI MINUTU PARE BAT, ZURI ESATEKO
TA NIRE BIZITZA AURRERA DOA... AURRERA DOA
TA NIK SENTI GABE TA HARA NOA... HARA NOA
ZURE MAITASUNA HAIN BEHAR IZAN ARREN
TA NIK GALDUTA NAU ZU GABE... ZU GABE
BURUTIK EZIN KENDU, DESIO BAKARRA
BI MINUTU PARE BAT, ZURI ESATEKO
BURUTIK EZIN KENDU, DESIO BAKARRA
BI MINUTU PARE BAT, ZURI ESATEKO
ILAK, ASTEAK, EGUN ETA GAUAK, ORDU, MINUTU TA SEGUNDUAK
LANEAN, KALEAN, GELAN TA OHEAN, ERRTZEN, EDATEN, EDOZEIN TABERNA
ILAK, ASTEAK, EGUN ETA GAUAK, ORDU, MINUTU TA SEGUNDUAK
LANEAN, KALEAN, GELAN TA OHEAN, ERRETZEN, EDATEN, EDOZEIN TABERNA
ILAK, ASTEAK, EGUN ETA GAUAK, ORDU, MINUTU TA SEGUNDUAK
LANEAN, KALEAN, GELAN TA OHEAN, ERRTZEN, EDATEN, EDOZEIN TABERNA
AIO... AIOOOO!!!
MUERE, MUERE, MUERE CARIÑO...
MUERE, MUERE, MUERE CARIÑO.
¡MUERETE Y DEJAME EN PAZ!
MUERE, MUERE, MUERE CARIÑO.
¡MUERETE Y DEJAME EN PAZ!
LO FUISTE TODO PARA MI,
LO FUISTE TODO... PARA MI
PERO TE DARAS CUENTA
DE QUE NO PODEMOS REIR.
QUIZÁS ALGUN DIA COMPRENDAS
POR QUÉ ESTO LLEGO A SU FIN.
ESTO ES LO QUE BUSCABAS.
DISFRUTARE VIENDOTE MORIR...
UN DOLOR LENTO Y AMARGO
COMO EL QUE TÚ, EL QUE TÚ ME HICISTE A MI.
Y ESTOY HASTA LOS HUEVOS
DE QUE ESTEMOS SIEMPRE ASI,
AHORA NO LLORES CARIÑO…
MUERE, MUERE, MUERE CARIÑO.
¡MUERETE Y DEJAME EN PAZ!
LO FUISTE TODO PARA MI,
LO FUISTE TODO... PARA MI.
PERO TE DARAS CUENTA
DE QUE TE QUIERO LEJOS DE AQUI.
Y NI SIQUIERA ENTIENDES
LA RABIA QUE ME HACES SENTIR.
AHORA, NO GRITES CARIÑO...
ESO NO TE SALVARÁ.
AHORA NO GRITES CARIÑO...
HOY ES TU FUNERAL.
A VER SI POR UN MOMENTO,
CONSIGO QUE ME DEJES EN PAZ.
OBSERVO LA ESCENA Y REPITO:
MUERE, MUERE, MUERE CARIÑO.
¡MUERETE Y DEJAME EN PAZ!
MUERE, MUERE, MUERE CARIÑO.
¡MUERETE Y DEJAME EN PAZ!
LO FUISTE TODO PARA MI,
LO FUISTE TODO... PARA MI
¡JODETE, JODETE, JODETE!.
¡MUERETE Y DEJAME EN PAZ!
MUERE, MUERE, MUERE CARIÑO.
¡MUERETE Y DEJAME EN PAZ!
LO FUISTE TODO PARA MI,
LO FUISTE TODO... PARA MI
PERO TE DARAS CUENTA
DE QUE NO PODEMOS REIR.
QUIZÁS ALGUN DIA COMPRENDAS
POR QUÉ ESTO LLEGO A SU FIN.
ESTO ES LO QUE BUSCABAS.
DISFRUTARE VIENDOTE MORIR...
UN DOLOR LENTO Y AMARGO
COMO EL QUE TÚ, EL QUE TÚ ME HICISTE A MI.
Y ESTOY HASTA LOS HUEVOS
DE QUE ESTEMOS SIEMPRE ASI,
AHORA NO LLORES CARIÑO…
MUERE, MUERE, MUERE CARIÑO.
¡MUERETE Y DEJAME EN PAZ!
LO FUISTE TODO PARA MI,
LO FUISTE TODO... PARA MI.
PERO TE DARAS CUENTA
DE QUE TE QUIERO LEJOS DE AQUI.
Y NI SIQUIERA ENTIENDES
LA RABIA QUE ME HACES SENTIR.
AHORA, NO GRITES CARIÑO...
ESO NO TE SALVARÁ.
AHORA NO GRITES CARIÑO...
HOY ES TU FUNERAL.
A VER SI POR UN MOMENTO,
CONSIGO QUE ME DEJES EN PAZ.
OBSERVO LA ESCENA Y REPITO:
MUERE, MUERE, MUERE CARIÑO.
¡MUERETE Y DEJAME EN PAZ!
MUERE, MUERE, MUERE CARIÑO.
¡MUERETE Y DEJAME EN PAZ!
LO FUISTE TODO PARA MI,
LO FUISTE TODO... PARA MI
¡JODETE, JODETE, JODETE!.
GASTEIZ... 3 DE MARZO DEL 76
¿RECUERDAS AQUEL AÑO, EL 76?
LUCHABAN LOS NUESTROS CONTRA LOS GRISES Y EL PODER..
CINCO NOMBRES SON TESTIGOS DE
LA MASACRE OLVIDADA, HOY Y AYER.
MUJERES HUYENDO QUE COMPRAN, ENTRE EL TERROR,
EL PAN DE UNOS HOMBRES QUE GRITAN: ¡YA NO HAY DOLOR!
EN LA IGLESIA OXTIAS QUE HABLAN DE
REFUGIADOS SIN SABER POR QUÉ.
Y HA PASADO EL TIEMPO.
SUS VOCES AL VIENTO,
SI NO HACEMOS NADA,
SUS OJOS SE IRAN DURMIENDO,
ROTOS LOS RECUERDOS.
POR LUCHAR SIN MIEDO,
AÚN NOS DUELE EL ALMA.
¡RABIA Y CORAZÓN DE HIERRO!
SON LAS CALLES LAS QUE GRITAN SIN PIEDAD
A ESOS PUTOS ASESINOS...
ARMADOS HASTA LOS DIENTES,
FUEGO REAL... EJECUTAN UNA ORDEN
(DEDICADO A MI MADRE, ESTHER VARA QUE ESTUVO DENTRO DE AQUELLA IGLESIA, Y A LOS CINCO ASESINADOS POR LOS HIJOS DE PUTA DE LOS POLICIAS FASCISTAS, QUE AÚN SIGUEN LIBRES. HERRIAK EZ DU BARKATUKO. EL PUEBLO NO PERDONA.)
EXHORTACION IMPERTINENTE A MIS HERMANAS POETISAS
Porque, amigas, os pasa que os halláis en la vida
como en una visita de cumplido. Sentadas
cautamente en el borde de la silla. Modosas.
Dibujando sonrisas desvaídas. Lanzando
suspirillos rimados como pájaros bobos.
Pero ocurre que el mundo se ha cansado de céfiros
aromados, de suaves rosicleres o lirios,
y de tantos poemas como platos de nata.
Levantaos, hermanas. Desnudaos la túnica.
Dad al viento el cabello. Requemaos la carne
con el fuego y la escarcha de los días violentos
y las noches hostiles aguzadas de enigmas.
No os quedéis en el margen. Que las aguas os lleven
sobre finas arenas o afilados guijarros.
Que os penetren las sales. Que las zarzas os hieran.
Y, acercando la quilla, remontad la corriente
hacia el puro misterio donde el río se inicia.
Id al húmedo prado. Comulgad con la tierra
que se curva esponjada de infinitas preñeces,
y dejad que la vida poderosa y salvaje
os embista y derribe como toro bravío
al caer sobre el anca de una joven novilla.
No queráis ignorar que el amor es un trance
que disloca los huesos y acelera las sienes;
y que un cuerpo viviente con delicia se ajusta
al contorno preciso donde late otro cuerpo.
No queráis ignorar que el placer es el zumo
de las plantas agrestes que se cortan con prisa;
y el pecado una línea que subraya de negro
lo brillante del goce.
No queráis ignorar que es el odio un cuchillo
de agudísimo corte que amenaza las venas;
y la envidia una torva dentadura amarilla
que nos muerde rabiosa cada fruta lograda.
No queráis ignorar que el dolor y la muerte
son dos hienas tenaces que nos pisan la sombra
y que el Dios de las cándidas estampitas azules
es un alto horizonte constelado de espantos
que en la oculta vertiente de los siglos aguarda.
Eva quiso morder en la fruta. Mordedla.
Y cantad el destino de su largo linaje
dolorido y glorioso. Porque, amigas, la vida
es así: todo eso que os aturde y asusta.
ANGELA FIGUEROA
como en una visita de cumplido. Sentadas
cautamente en el borde de la silla. Modosas.
Dibujando sonrisas desvaídas. Lanzando
suspirillos rimados como pájaros bobos.
Pero ocurre que el mundo se ha cansado de céfiros
aromados, de suaves rosicleres o lirios,
y de tantos poemas como platos de nata.
Levantaos, hermanas. Desnudaos la túnica.
Dad al viento el cabello. Requemaos la carne
con el fuego y la escarcha de los días violentos
y las noches hostiles aguzadas de enigmas.
No os quedéis en el margen. Que las aguas os lleven
sobre finas arenas o afilados guijarros.
Que os penetren las sales. Que las zarzas os hieran.
Y, acercando la quilla, remontad la corriente
hacia el puro misterio donde el río se inicia.
Id al húmedo prado. Comulgad con la tierra
que se curva esponjada de infinitas preñeces,
y dejad que la vida poderosa y salvaje
os embista y derribe como toro bravío
al caer sobre el anca de una joven novilla.
No queráis ignorar que el amor es un trance
que disloca los huesos y acelera las sienes;
y que un cuerpo viviente con delicia se ajusta
al contorno preciso donde late otro cuerpo.
No queráis ignorar que el placer es el zumo
de las plantas agrestes que se cortan con prisa;
y el pecado una línea que subraya de negro
lo brillante del goce.
No queráis ignorar que es el odio un cuchillo
de agudísimo corte que amenaza las venas;
y la envidia una torva dentadura amarilla
que nos muerde rabiosa cada fruta lograda.
No queráis ignorar que el dolor y la muerte
son dos hienas tenaces que nos pisan la sombra
y que el Dios de las cándidas estampitas azules
es un alto horizonte constelado de espantos
que en la oculta vertiente de los siglos aguarda.
Eva quiso morder en la fruta. Mordedla.
Y cantad el destino de su largo linaje
dolorido y glorioso. Porque, amigas, la vida
es así: todo eso que os aturde y asusta.
ANGELA FIGUEROA
martes, 11 de octubre de 2011
DE CUANDO VENDÍ MI ALMA AL DIABLO EN UN CRUCE DE CAMINOS
Cuenta una conocida leyenda que Robert Johnson vendió su alma al diablo en el cruce de la autopista 61 con la 49 en Clarksdale (Misisipi), a cambio de interpretar el blues mejor que nadie.
Bien fuera un pacto o las numerosas horas de estudio, la técnica depurada de Robert Johnson, unida a su voz un tanto fantasmal, se muestran magníficos en un buen número de temas continuamente revisados en el mundo del blues. Muchos de los que conocieron a Robert Johnson personalmente no dejaban de sorprenderse del talento de este joven músico. Los que viajaron y tocaron con él cuentan que podía mantener una conversación en una reunión llena de gente con la radio sonando de fondo sin prestarle aparentemente demasiada atención y al día siguiente tocar nota por nota cada una de las canciones que se habían emitido.
Pronto se empezó a extender el rumor de que Robert Johnson había vendido su alma al diablo en un cruce de caminos a cambio de su talento musical. Un bluesman de su época, Tommy Johnson, lo afirmaba categoricamente. Esta leyenda está basada en el voodoo importado de África, donde existe una deidad, Ishu, con la que se puede pactar en los cruces de caminos.
También se comentaba que había estado tomando clases de otro bluesman, Ike Zinnerman. Sin embargo esta explicación agravó más la primera leyenda ya que se decía que el mismo Zinnerman había pactado con el diablo, ya que según parece, tenía por costumbre tocar la guitarra en el cementerio a media noche, para poder estar tranquilo y no molestar a los vecinos ni ser molestado. Según esta teoría el pacto habría sido firmado en un cementerio a medianoche en vez de en un cruce de caminos. La segunda hija de Zinnerman, fruto de su segundo matrimonio, confirmó años después que Robert Johnson había estado junto a Ike durante un año y que habían practicado en el cementerio por el motivo antes expuesto.
Y para más agravantes si cabe, las canciones de Robert Johnson y sus letras contienen continuas referencias a los cruces de caminos y al diablo en sí; “Cross Road Blues”, “Hellhound On My Trail”, “Me and the Devil Blues”. Es más, cuando tocaba Johnson solía ponerse de espaldas al público, celoso de que nadie descubriese su técnica e incluso a veces abandonaba el escenario repentinamente en medio de una actuación dejando al público con dos palmos de narices y comentando. Los rumores corrieron como la pólvora y la fama de Robert Johnson se disparó.Creo que fue Miles Davis quien en una ocasión dijo que todos los músicos de jazz deberían un día ponerse de rodillas y dar gracias a Duke Ellington. De igual manera, todos los aficionados al blues una noche de principios de verano estamos obligados a acudir a un cruce de caminos polvorientos, levantar nuestro vaso y beber un trago largo, de esos que queman las tripas, a la memoria de Robert Johnson, donde quiera que se encuentre.
De Robert Johnson conocemos 29 canciones, dos fotografías y retazos confusos de una biografía que termina en muerte violenta a los 27 años. Con tan escaso material parece difícil construir un mito; pero pasados más de 65 años de su desaparición, sus 29 canciones se han convertido en clásicos versioneados hasta la saciedad, sesudos expertos continúan buscando una supuesta tercera fotografía y el volumen de libros y artículos publicados sobre su figura supera con creces lo que podría pensarse que 27 años pueden dar de sí. Sin contar con las reediciones de discos que aún ofrecen beneficios sustanciosos y las cifras —9000 $ por la primera edición de Love in vain, en Vocalion— que un viejo original a 78 revoluciones por minuto puede alcanzar en subasta.
Sus datos biográficos se confunden con la leyenda que él mismo fomentó y que en los años 60 creció hasta alcanzar la categoría de mito. Según los estudios más fiables, nace en Hazlehurst, Mississipi, el 8 de Mayo de 1911. Hijo ilegítimo de Julia Dodds y de Noah Johnson, en su infancia acompaña a su madre en un constante cambio de amantes y domicilios; a los 17 años se casa con Virginia Travis, pero el matrimonio va a resultar breve ya que, dos años después, ésta fallece a la edad de 16 años junto al niño que estaba esperando. Robert se une sentimentalmente a una mujer mucho mayor que él, la primera de una larga serie de amantes que fue incrementando hasta su muerte, causada por la última de ellas. A lo largo de su vida tuvo un extenso e inconcreto número de hijos, todos ellos ilegítimos. Uno de ellos, Claude Johnson, conductor de camión de más de 70 años, mantuvo una dura batalla legal por sus supuestos derechos. A finales de los '90, un juzgado de Mississipi le declaró único heredero.
Sus comienzos en el mundo del blues, primero con la armónica y después como mediocre guitarrista, tienen lugar con el padrinazgo de músicos de la talla de Charlie Patton, Son House o el desconocido Willie Brown, a los que acompañaba en sus giras por garitos y tugurios de la zona cercana a Robinsonville. El propio Son House contaría años más tarde: «Entonces no era más que un chiquillo. Soplaba muy bien la armónica pero quería ser guitarrista. Cuando salíamos de noche para ir a actuar a algún baile, él solía escabullirse de su casa y aparecía donde nosotros estábamos. Ni a su madre ni a su padrastro les gustaba que frecuentase aquellos bailes del sábado por la noche, pues allí había tipos realmente muy violentos».
Y aquí entramos en la leyenda. Tras la muerte de su mujer su carácter taciturno e inclinado a la bebida se acentúa y alterna sus trabajos como temporero del algodón con el dudoso negocio de la música para diversión de los trabajadores de las plantaciones. Según declara años más tarde Son House, tras una conversación con el músico de Alabama Ike Zinnerman, en la que éste asegura que aprendió a tocar el blues a medianoche y sobre una tumba, Robert Johnson desaparece de Robisonville sin que nadie pueda dar noticia de sus andanzas hasta que, pasado un año, vuelve a aparecer y a encontrarse con sus amigos. El inexperto guitarrista se había metamorfoseado en un interprete rotundo que hacía palidecer a todos los bluesmen de la zona, como si en algún lugar desconocido alguien le hubiese regalado esa voz aguda y alterada por falsetes increíbles y una forma intuitiva de tocar la guitarra que crearía escuela; las cuerdas bajas marcando un walking bass hipnótico y las otras adquiriendo vida propia. Con el slide arrancaba lamentos como nadie lo había hecho. Keith Richards, el guitarrista de los Rolling Stones recuerda la primera vez que escuchó un disco de Robert Johnson en casa de Brian Jones, «¿Quién es ese?»; «Robert Johnson» «Vale, pero… ¿Quién es el otro tipo que toca con él?». No podía creer que fuese una sola guitarra.
Para sus conocidos, la escuela donde tuvo lugar su aprendizaje no era ningún misterio; el camino era bien conocido en el Delta y muchos otros lo habían seguido antes. Tommy Johnson, otro músico de la misma zona y de la misma época lo cuenta con sus propias palabras «Para aprender a tocar todo lo que quieras y componer tus propias canciones, tienes que llevar tu guitarra a un cruce de caminos, al lugar donde dos caminos se cortan. Ve allí y asegúrate de estar en el sitio preciso antes de la medianoche; entonces, coge la guitarra y toca algo tuyo. Un hombre grande y negro irá hasta allí, cogerá tu guitarra y tocará para ti, hará sonar tu canción y te devolverá la guitarra. De esta forma aprendí todo lo que necesito para tocar».
Con la ayuda del de los cuernos o sin ella, Robert Johnson se convierte en un músico profesional en una época en la que, según B. B. King, «ser negro y tocar blues, era ser negro dos veces». Adquiere rápidamente prestigio en la zona del Delta y viaja a St. Louis, Chicago, Michigan y Nueva York. Johnny Shines fue uno de sus compañeros de viaje, tocaban en la calle, en una esquina o en la puerta de la barbería esperando la oferta de trabajo en una fiesta o un bar; después, otro camino polvoriento y otro pueblo donde no has estado nunca y donde nadie te conoce. Según Shines «…Robert siempre estaba limpio. Podíamos viajar durante todo el día en el furgón de carga de un tren o en algo peor; cuando te mirabas al espejo estabas sucio como un cerdo, pero él siempre estaba limpio. No sé como lo hacía. En esas épocas no necesitábamos tener un sitio donde ir». Robert siempre estaba dispuesto al viaje; sin un motivo aparente, recogía sus escasa pertenencias y desaparecía ante el asombro de sus compañeros. Otras veces eran turbios asuntos con mujeres ajenas los que le obligaban a partir «...las mujeres eran para él como las habitaciones de los hoteles; podía volver a la misma, pero siempre la dejaba en el sitio donde estaba».
Por esas épocas toma contacto con otros músicos, Robert Nighthawk y Sonny Boy Willianson en Helena, Henry Townsend, Pettie Wheatstraw y Roosevelt Sykes en St. Louis. Con el tiempo parece que todos los músicos de blues, activos o no a mediados de los '30, conocieron a Robert Johnson.
De todos sus compañeros Robert Loockwood Jr, fue el que recibió su legado de una forma más directa. Robert Loockwood era apenas unos años más joven que Johnson e hijo de Estela Coleman, una de sus innumerables amantes; siempre dijo que le gustaban todas las mujeres, pero que las maduras tenían dinero para pagar sus gastos. El chico tenía talento para la guitarra y su padrastro ocasional se esforzó en enseñarle durante cuatro o cinco años. Dos años después de la muerte de Johnson, Robert Loockwood tocaba la guitarra en un parque de Memphis para conseguir unas monedas; un hombre se le acercó y le preguntó «¿Tú eres Robert Jr.? Ven a mi casa, me gustaría enseñarte algo». Le enseñó una guitarra y le preguntó si la conocía... Era una Kalamazoo, fabricada por Gibson. «Parece la de Robert. Él afirmó y me dijo que era uno de sus hermanos. Tomé la guitarra, me senté y estuve tocando un rato. No he vuelto a verle desde entonces». Pero esto es el final de la historia.
En 1936, un agente de la American Records Corporation, Ernie Oertle, escuchó tocar a Robert y avisó de inmediato a Don Law, un cazatalentos de la compañía. Muchos años después relató su encuentro a Frank Driggs de la compañía Columbia. Don Law se consideraba a sí mismo responsable de Johnson en todos los sentidos. Le buscó una habitación en una casa en las afueras de la ciudad y le dijo que procurara acostarse temprano, pues la sesión debía empezar a las diez de la mañana del día siguiente. Law se reunió con su esposa y unos amigos para cenar en el hotel Gunter. Apenas había empezado a cenar cuando sonó el teléfono. Un agente de la policía local llamaba desde la cárcel donde Robert estaba recluido acusado de vago y maleante. Law acudió enseguida para encontrar a Johnson maltrecho y con la guitarra destrozada como consecuencia del trato habitual para los presuntos delincuentes negros en los estados sureños. Law consiguió la liberación de Robert bajo su custodia y responsabilidad; lo acompaño a la pensión, le dio 45 centavos para el desayuno del día siguiente y le insistió en que no se moviera de allí durante el resto de la noche. No había hecho Don Law más que llegar al hotel cuando volvió a sonar el teléfono. Esta vez era Johnson.
—¿Qué pasa ahora? —preguntó Law temiendo lo peor.
—Estoy solo —respondió Johnson.
—¿Estás solo? ¿Y qué quieres decir con eso de que estás solo?
—Estoy solo y hay una señora aquí. Ella quiere medio dólar y me faltan cinco centavos…
A pesar de todas las dificultades Robert Johnson consiguió realizar cinco sesiones, todas ellas con Don Law y todas ellas para la A.R.C. Las tres primeras tuvieron lugar en una habitación del Hotel Gunter de San Antonio, Texas (23, 26 y 27 de noviembre de 1936) y las otras dos en la trastienda de un almacén en Dallas y en circunstancias muy similares el 19 y 20 de Junio de 1937.
En las primeras sesiones se grabaron 16 temas. Cinco de ellos verían la luz en forma de 78 rpm y uno, Terraplane blues, lograría un cierto éxito en las listas de discos para negros en la época de la depresión. Hoy en día, la posesión de uno de esos escasos ejemplares supone una pequeña fortuna. A Robert le supuso un billete de vuelta a casa con unos dólares en el bolsillo, más de los que tuvo nunca. Durante una breve temporada disfrutó de su triunfo pavoneándose ante las chicas y los otros músicos con su disco en la mano. Después, cuando el dinero hubo desaparecido, tomó un tren a cualquier sitio y se esfumó de nuevo.
De sus últimas sesiones, seis meses y medio más tarde, nacerían otras 13 canciones. Esto, 29 temas y 11 tomas alternativas; más dos fotografías constituye todo su legado. A finales de 1938, Don Law y John Hammond intentaron contactar con él; el primero para realizar más grabaciones y el segundo con un contrato para las giras «From spirituals to swing». Robert Johnson llevaba más de cinco meses muerto. Hammond pensó recurrir a Blind Boy Fuller, pero estaba encarcelado; al final, Big Bill Broonzy le sustituiría en las giras. El diablo tampoco regala nada y, al final, cobra sus deudas.
De la muerte de Robert Johnson circularon distintas versiones; suicidio según unas; magia negra según otras… Son House, que toda su vida le recriminó su vida descarriada, escuchó que una mujer le había envenenado; Johnny Shines recuerda haber oído contar que estuvo durante días corriendo sobre sus manos y sus rodillas, como un perro, hasta que el diablo vino a llevárselo. La verdad no se supo hasta muchos años más tarde. En 1968 Gayle Dean Wardlow descubre una partida de defunción y, simultáneamente, se hacen publicas las declaraciones de dos supuestos testigos que, aunque difieren en los detalles, coinciden en lo principal y aportan los datos definitivos.
En una entrevista a Mack McCornick, Honeyboy Edwards, un músico protegido de Johnson y Big Bill que emigró a Chicago en el '39 y grabó algunos discos en los cincuenta, revela los nombres de dos testigos oculares de la muerte de Johnson. Mc Cornick tira de la cuerda y los visita en Indianápolis y Michigan a principios de los '70. Nadie pareció darle importancia en su momento a la muerte de un guitarrista; esas cosas eran lo suficientemente normales en esas época entre los vagabundos negros. En los archivos policiales de la zona no había referencias y el oficial encargado no podía entender el interés de Mc Cornick por un supuesto asesinato cometido hacía más de 30 años.
En aquellas épocas, ser músico de blues era un oficio peligroso, los otros músicos envidiaban tu éxito, las mujeres te odiaban si ponías los ojos en otras y los hombres te odiaban si ponías los ojos en sus mujeres. Robert estaba en el mejor de sus momentos. Con la música y con las mujeres. Los testimonios de ambos testigos coinciden en líneas generales; en Agosto de 1938 Robert Johnson estaba tocando en el local de baile de un pequeño pueblo llamado Three Forks, a unas 15 millas de Greenwood. El local era propiedad de un individuo llamado Ralph, con cuya mujer Robert mantenía relaciones. Una noche, este hombre le ofreció una bebida envenenada con estricnina. Poco más tarde Robert Johnson tuvo que dejar de tocar y fue conducido a la ciudad. Falleció tras varios días de agonía en casa de un conocido.
Declaraciones posteriores de Sonny Boy Willianson aportaron tintes más coloristas a la historia. Al parecer esa noche la armónica de Sonny compartía cartel con Robert. El conocía la historia de los amoríos de su compañero con la esposa del dueño del local y había captado el ambiente tenso y las miradas torcidas de algunas personas. Durante una pausa en la música alguien trajo una botella abierta con media pinta de whisky en su interior y se la ofreció a Jhonson marchándose después. Cuando este comenzó a beber Sonny intentó apartar de sus labios la botella «Nunca bebas de una botella abierta. No sabes lo que puede haber dentro». Robert le contestó de una forma tajante muy acorde con su carácter «No vuelvas a quitarme una botella de whisky de las manos».
El documento de su defunción carece de la firma de un médico. Su madre y su cuñado asistieron a su entierro en un ataúd de madera pagado por el estado. Aunque varios lugares de la zona se disputan el dudoso orgullo de alojar sus restos parece ser que fue enterrado en el pequeño cementerio de la Zion Church, cerca de Morgan City. En su tumba no figuró ningún nombre pero está situada a un tiro de piedra de la carretera comarcal nº 7 de Mississipi, para que, como él había cantado «…Mi viejo y maldito espíritu pueda subirse a un autobús Greyhound y marcharse».
La influencia de Johnson en el panorama musical que surge en los años 60 y continúa en nuestros días es inabarcable y sobradamente conocido. La admiración manifestada por muchos de los mejores intérpretes y compositores, no sólo dentro del blues; las mil veces versioneadas 29 canciones, las reediciones de aquellas cintas grabadas en la habitación de un hotel y en la trastienda de un almacén… Hasta el gobierno de los Estados Unidos ha hecho circular un sello de correos que reproduce una de las dos fotografías que conocemos de él. Su biografía sigue siendo confusa y presentando lagunas desconocidas, alguien dijo que investigar sobre ella es como seguirle los pasos a un fantasma. Nunca podremos saber lo que hubiese sido su música si hubiese estado presente en el resurgimiento del blues y hubiese llegado a alcanzar la edad y la capacidad creativa de Muddy Waters, John Lee Hooker o B.B. King. El diablo hizo bien su trabajo, le dio la fama y la inmortalidad, pero de una manera que él no pudo saborear y que ha dejado un rastro vago e impreciso de su persona.
Aún hoy en día, en los pueblos del profundo sur, puede verse algún joven negro que, una noche de verano, coge su guitarra y cerca de la medianoche, camina por un camino polvoriento buscando un cruce de caminos. Cuando esto ocurre, los más viejos miran con la sonrisa que se reserva a los predestinados, le dejan hacer y no dicen nada.
Bien fuera un pacto o las numerosas horas de estudio, la técnica depurada de Robert Johnson, unida a su voz un tanto fantasmal, se muestran magníficos en un buen número de temas continuamente revisados en el mundo del blues. Muchos de los que conocieron a Robert Johnson personalmente no dejaban de sorprenderse del talento de este joven músico. Los que viajaron y tocaron con él cuentan que podía mantener una conversación en una reunión llena de gente con la radio sonando de fondo sin prestarle aparentemente demasiada atención y al día siguiente tocar nota por nota cada una de las canciones que se habían emitido.
Pronto se empezó a extender el rumor de que Robert Johnson había vendido su alma al diablo en un cruce de caminos a cambio de su talento musical. Un bluesman de su época, Tommy Johnson, lo afirmaba categoricamente. Esta leyenda está basada en el voodoo importado de África, donde existe una deidad, Ishu, con la que se puede pactar en los cruces de caminos.
También se comentaba que había estado tomando clases de otro bluesman, Ike Zinnerman. Sin embargo esta explicación agravó más la primera leyenda ya que se decía que el mismo Zinnerman había pactado con el diablo, ya que según parece, tenía por costumbre tocar la guitarra en el cementerio a media noche, para poder estar tranquilo y no molestar a los vecinos ni ser molestado. Según esta teoría el pacto habría sido firmado en un cementerio a medianoche en vez de en un cruce de caminos. La segunda hija de Zinnerman, fruto de su segundo matrimonio, confirmó años después que Robert Johnson había estado junto a Ike durante un año y que habían practicado en el cementerio por el motivo antes expuesto.
Y para más agravantes si cabe, las canciones de Robert Johnson y sus letras contienen continuas referencias a los cruces de caminos y al diablo en sí; “Cross Road Blues”, “Hellhound On My Trail”, “Me and the Devil Blues”. Es más, cuando tocaba Johnson solía ponerse de espaldas al público, celoso de que nadie descubriese su técnica e incluso a veces abandonaba el escenario repentinamente en medio de una actuación dejando al público con dos palmos de narices y comentando. Los rumores corrieron como la pólvora y la fama de Robert Johnson se disparó.Creo que fue Miles Davis quien en una ocasión dijo que todos los músicos de jazz deberían un día ponerse de rodillas y dar gracias a Duke Ellington. De igual manera, todos los aficionados al blues una noche de principios de verano estamos obligados a acudir a un cruce de caminos polvorientos, levantar nuestro vaso y beber un trago largo, de esos que queman las tripas, a la memoria de Robert Johnson, donde quiera que se encuentre.
De Robert Johnson conocemos 29 canciones, dos fotografías y retazos confusos de una biografía que termina en muerte violenta a los 27 años. Con tan escaso material parece difícil construir un mito; pero pasados más de 65 años de su desaparición, sus 29 canciones se han convertido en clásicos versioneados hasta la saciedad, sesudos expertos continúan buscando una supuesta tercera fotografía y el volumen de libros y artículos publicados sobre su figura supera con creces lo que podría pensarse que 27 años pueden dar de sí. Sin contar con las reediciones de discos que aún ofrecen beneficios sustanciosos y las cifras —9000 $ por la primera edición de Love in vain, en Vocalion— que un viejo original a 78 revoluciones por minuto puede alcanzar en subasta.
Sus datos biográficos se confunden con la leyenda que él mismo fomentó y que en los años 60 creció hasta alcanzar la categoría de mito. Según los estudios más fiables, nace en Hazlehurst, Mississipi, el 8 de Mayo de 1911. Hijo ilegítimo de Julia Dodds y de Noah Johnson, en su infancia acompaña a su madre en un constante cambio de amantes y domicilios; a los 17 años se casa con Virginia Travis, pero el matrimonio va a resultar breve ya que, dos años después, ésta fallece a la edad de 16 años junto al niño que estaba esperando. Robert se une sentimentalmente a una mujer mucho mayor que él, la primera de una larga serie de amantes que fue incrementando hasta su muerte, causada por la última de ellas. A lo largo de su vida tuvo un extenso e inconcreto número de hijos, todos ellos ilegítimos. Uno de ellos, Claude Johnson, conductor de camión de más de 70 años, mantuvo una dura batalla legal por sus supuestos derechos. A finales de los '90, un juzgado de Mississipi le declaró único heredero.
Sus comienzos en el mundo del blues, primero con la armónica y después como mediocre guitarrista, tienen lugar con el padrinazgo de músicos de la talla de Charlie Patton, Son House o el desconocido Willie Brown, a los que acompañaba en sus giras por garitos y tugurios de la zona cercana a Robinsonville. El propio Son House contaría años más tarde: «Entonces no era más que un chiquillo. Soplaba muy bien la armónica pero quería ser guitarrista. Cuando salíamos de noche para ir a actuar a algún baile, él solía escabullirse de su casa y aparecía donde nosotros estábamos. Ni a su madre ni a su padrastro les gustaba que frecuentase aquellos bailes del sábado por la noche, pues allí había tipos realmente muy violentos».
Y aquí entramos en la leyenda. Tras la muerte de su mujer su carácter taciturno e inclinado a la bebida se acentúa y alterna sus trabajos como temporero del algodón con el dudoso negocio de la música para diversión de los trabajadores de las plantaciones. Según declara años más tarde Son House, tras una conversación con el músico de Alabama Ike Zinnerman, en la que éste asegura que aprendió a tocar el blues a medianoche y sobre una tumba, Robert Johnson desaparece de Robisonville sin que nadie pueda dar noticia de sus andanzas hasta que, pasado un año, vuelve a aparecer y a encontrarse con sus amigos. El inexperto guitarrista se había metamorfoseado en un interprete rotundo que hacía palidecer a todos los bluesmen de la zona, como si en algún lugar desconocido alguien le hubiese regalado esa voz aguda y alterada por falsetes increíbles y una forma intuitiva de tocar la guitarra que crearía escuela; las cuerdas bajas marcando un walking bass hipnótico y las otras adquiriendo vida propia. Con el slide arrancaba lamentos como nadie lo había hecho. Keith Richards, el guitarrista de los Rolling Stones recuerda la primera vez que escuchó un disco de Robert Johnson en casa de Brian Jones, «¿Quién es ese?»; «Robert Johnson» «Vale, pero… ¿Quién es el otro tipo que toca con él?». No podía creer que fuese una sola guitarra.
Para sus conocidos, la escuela donde tuvo lugar su aprendizaje no era ningún misterio; el camino era bien conocido en el Delta y muchos otros lo habían seguido antes. Tommy Johnson, otro músico de la misma zona y de la misma época lo cuenta con sus propias palabras «Para aprender a tocar todo lo que quieras y componer tus propias canciones, tienes que llevar tu guitarra a un cruce de caminos, al lugar donde dos caminos se cortan. Ve allí y asegúrate de estar en el sitio preciso antes de la medianoche; entonces, coge la guitarra y toca algo tuyo. Un hombre grande y negro irá hasta allí, cogerá tu guitarra y tocará para ti, hará sonar tu canción y te devolverá la guitarra. De esta forma aprendí todo lo que necesito para tocar».
Con la ayuda del de los cuernos o sin ella, Robert Johnson se convierte en un músico profesional en una época en la que, según B. B. King, «ser negro y tocar blues, era ser negro dos veces». Adquiere rápidamente prestigio en la zona del Delta y viaja a St. Louis, Chicago, Michigan y Nueva York. Johnny Shines fue uno de sus compañeros de viaje, tocaban en la calle, en una esquina o en la puerta de la barbería esperando la oferta de trabajo en una fiesta o un bar; después, otro camino polvoriento y otro pueblo donde no has estado nunca y donde nadie te conoce. Según Shines «…Robert siempre estaba limpio. Podíamos viajar durante todo el día en el furgón de carga de un tren o en algo peor; cuando te mirabas al espejo estabas sucio como un cerdo, pero él siempre estaba limpio. No sé como lo hacía. En esas épocas no necesitábamos tener un sitio donde ir». Robert siempre estaba dispuesto al viaje; sin un motivo aparente, recogía sus escasa pertenencias y desaparecía ante el asombro de sus compañeros. Otras veces eran turbios asuntos con mujeres ajenas los que le obligaban a partir «...las mujeres eran para él como las habitaciones de los hoteles; podía volver a la misma, pero siempre la dejaba en el sitio donde estaba».
Por esas épocas toma contacto con otros músicos, Robert Nighthawk y Sonny Boy Willianson en Helena, Henry Townsend, Pettie Wheatstraw y Roosevelt Sykes en St. Louis. Con el tiempo parece que todos los músicos de blues, activos o no a mediados de los '30, conocieron a Robert Johnson.
De todos sus compañeros Robert Loockwood Jr, fue el que recibió su legado de una forma más directa. Robert Loockwood era apenas unos años más joven que Johnson e hijo de Estela Coleman, una de sus innumerables amantes; siempre dijo que le gustaban todas las mujeres, pero que las maduras tenían dinero para pagar sus gastos. El chico tenía talento para la guitarra y su padrastro ocasional se esforzó en enseñarle durante cuatro o cinco años. Dos años después de la muerte de Johnson, Robert Loockwood tocaba la guitarra en un parque de Memphis para conseguir unas monedas; un hombre se le acercó y le preguntó «¿Tú eres Robert Jr.? Ven a mi casa, me gustaría enseñarte algo». Le enseñó una guitarra y le preguntó si la conocía... Era una Kalamazoo, fabricada por Gibson. «Parece la de Robert. Él afirmó y me dijo que era uno de sus hermanos. Tomé la guitarra, me senté y estuve tocando un rato. No he vuelto a verle desde entonces». Pero esto es el final de la historia.
En 1936, un agente de la American Records Corporation, Ernie Oertle, escuchó tocar a Robert y avisó de inmediato a Don Law, un cazatalentos de la compañía. Muchos años después relató su encuentro a Frank Driggs de la compañía Columbia. Don Law se consideraba a sí mismo responsable de Johnson en todos los sentidos. Le buscó una habitación en una casa en las afueras de la ciudad y le dijo que procurara acostarse temprano, pues la sesión debía empezar a las diez de la mañana del día siguiente. Law se reunió con su esposa y unos amigos para cenar en el hotel Gunter. Apenas había empezado a cenar cuando sonó el teléfono. Un agente de la policía local llamaba desde la cárcel donde Robert estaba recluido acusado de vago y maleante. Law acudió enseguida para encontrar a Johnson maltrecho y con la guitarra destrozada como consecuencia del trato habitual para los presuntos delincuentes negros en los estados sureños. Law consiguió la liberación de Robert bajo su custodia y responsabilidad; lo acompaño a la pensión, le dio 45 centavos para el desayuno del día siguiente y le insistió en que no se moviera de allí durante el resto de la noche. No había hecho Don Law más que llegar al hotel cuando volvió a sonar el teléfono. Esta vez era Johnson.
—¿Qué pasa ahora? —preguntó Law temiendo lo peor.
—Estoy solo —respondió Johnson.
—¿Estás solo? ¿Y qué quieres decir con eso de que estás solo?
—Estoy solo y hay una señora aquí. Ella quiere medio dólar y me faltan cinco centavos…
A pesar de todas las dificultades Robert Johnson consiguió realizar cinco sesiones, todas ellas con Don Law y todas ellas para la A.R.C. Las tres primeras tuvieron lugar en una habitación del Hotel Gunter de San Antonio, Texas (23, 26 y 27 de noviembre de 1936) y las otras dos en la trastienda de un almacén en Dallas y en circunstancias muy similares el 19 y 20 de Junio de 1937.
En las primeras sesiones se grabaron 16 temas. Cinco de ellos verían la luz en forma de 78 rpm y uno, Terraplane blues, lograría un cierto éxito en las listas de discos para negros en la época de la depresión. Hoy en día, la posesión de uno de esos escasos ejemplares supone una pequeña fortuna. A Robert le supuso un billete de vuelta a casa con unos dólares en el bolsillo, más de los que tuvo nunca. Durante una breve temporada disfrutó de su triunfo pavoneándose ante las chicas y los otros músicos con su disco en la mano. Después, cuando el dinero hubo desaparecido, tomó un tren a cualquier sitio y se esfumó de nuevo.
De sus últimas sesiones, seis meses y medio más tarde, nacerían otras 13 canciones. Esto, 29 temas y 11 tomas alternativas; más dos fotografías constituye todo su legado. A finales de 1938, Don Law y John Hammond intentaron contactar con él; el primero para realizar más grabaciones y el segundo con un contrato para las giras «From spirituals to swing». Robert Johnson llevaba más de cinco meses muerto. Hammond pensó recurrir a Blind Boy Fuller, pero estaba encarcelado; al final, Big Bill Broonzy le sustituiría en las giras. El diablo tampoco regala nada y, al final, cobra sus deudas.
De la muerte de Robert Johnson circularon distintas versiones; suicidio según unas; magia negra según otras… Son House, que toda su vida le recriminó su vida descarriada, escuchó que una mujer le había envenenado; Johnny Shines recuerda haber oído contar que estuvo durante días corriendo sobre sus manos y sus rodillas, como un perro, hasta que el diablo vino a llevárselo. La verdad no se supo hasta muchos años más tarde. En 1968 Gayle Dean Wardlow descubre una partida de defunción y, simultáneamente, se hacen publicas las declaraciones de dos supuestos testigos que, aunque difieren en los detalles, coinciden en lo principal y aportan los datos definitivos.
En una entrevista a Mack McCornick, Honeyboy Edwards, un músico protegido de Johnson y Big Bill que emigró a Chicago en el '39 y grabó algunos discos en los cincuenta, revela los nombres de dos testigos oculares de la muerte de Johnson. Mc Cornick tira de la cuerda y los visita en Indianápolis y Michigan a principios de los '70. Nadie pareció darle importancia en su momento a la muerte de un guitarrista; esas cosas eran lo suficientemente normales en esas época entre los vagabundos negros. En los archivos policiales de la zona no había referencias y el oficial encargado no podía entender el interés de Mc Cornick por un supuesto asesinato cometido hacía más de 30 años.
En aquellas épocas, ser músico de blues era un oficio peligroso, los otros músicos envidiaban tu éxito, las mujeres te odiaban si ponías los ojos en otras y los hombres te odiaban si ponías los ojos en sus mujeres. Robert estaba en el mejor de sus momentos. Con la música y con las mujeres. Los testimonios de ambos testigos coinciden en líneas generales; en Agosto de 1938 Robert Johnson estaba tocando en el local de baile de un pequeño pueblo llamado Three Forks, a unas 15 millas de Greenwood. El local era propiedad de un individuo llamado Ralph, con cuya mujer Robert mantenía relaciones. Una noche, este hombre le ofreció una bebida envenenada con estricnina. Poco más tarde Robert Johnson tuvo que dejar de tocar y fue conducido a la ciudad. Falleció tras varios días de agonía en casa de un conocido.
Declaraciones posteriores de Sonny Boy Willianson aportaron tintes más coloristas a la historia. Al parecer esa noche la armónica de Sonny compartía cartel con Robert. El conocía la historia de los amoríos de su compañero con la esposa del dueño del local y había captado el ambiente tenso y las miradas torcidas de algunas personas. Durante una pausa en la música alguien trajo una botella abierta con media pinta de whisky en su interior y se la ofreció a Jhonson marchándose después. Cuando este comenzó a beber Sonny intentó apartar de sus labios la botella «Nunca bebas de una botella abierta. No sabes lo que puede haber dentro». Robert le contestó de una forma tajante muy acorde con su carácter «No vuelvas a quitarme una botella de whisky de las manos».
El documento de su defunción carece de la firma de un médico. Su madre y su cuñado asistieron a su entierro en un ataúd de madera pagado por el estado. Aunque varios lugares de la zona se disputan el dudoso orgullo de alojar sus restos parece ser que fue enterrado en el pequeño cementerio de la Zion Church, cerca de Morgan City. En su tumba no figuró ningún nombre pero está situada a un tiro de piedra de la carretera comarcal nº 7 de Mississipi, para que, como él había cantado «…Mi viejo y maldito espíritu pueda subirse a un autobús Greyhound y marcharse».
La influencia de Johnson en el panorama musical que surge en los años 60 y continúa en nuestros días es inabarcable y sobradamente conocido. La admiración manifestada por muchos de los mejores intérpretes y compositores, no sólo dentro del blues; las mil veces versioneadas 29 canciones, las reediciones de aquellas cintas grabadas en la habitación de un hotel y en la trastienda de un almacén… Hasta el gobierno de los Estados Unidos ha hecho circular un sello de correos que reproduce una de las dos fotografías que conocemos de él. Su biografía sigue siendo confusa y presentando lagunas desconocidas, alguien dijo que investigar sobre ella es como seguirle los pasos a un fantasma. Nunca podremos saber lo que hubiese sido su música si hubiese estado presente en el resurgimiento del blues y hubiese llegado a alcanzar la edad y la capacidad creativa de Muddy Waters, John Lee Hooker o B.B. King. El diablo hizo bien su trabajo, le dio la fama y la inmortalidad, pero de una manera que él no pudo saborear y que ha dejado un rastro vago e impreciso de su persona.
Aún hoy en día, en los pueblos del profundo sur, puede verse algún joven negro que, una noche de verano, coge su guitarra y cerca de la medianoche, camina por un camino polvoriento buscando un cruce de caminos. Cuando esto ocurre, los más viejos miran con la sonrisa que se reserva a los predestinados, le dejan hacer y no dicen nada.
martes, 4 de octubre de 2011
ESOS LOCOS BAJITOS
Como decia Serrat:
"A menudo los hijos se nos parecen,
y así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.
Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, (dicen) que hay que domesticar."
Aqui van algunas perlas de esos enanos tarados:
Hugo, 4 años.
Hugo preguntó a su madre: 'Mamá, ¿cómo salí de tu barriga?'. Y su madre le respondió: 'Pues primero salió la cabeza, después los hombros, luego el cuerpo y al final las piernas'. Y dijo Hugo, asustado: 'Mamá, ¿pero es que salí destrozado?'
Marta, 4 años.
Marta había oído hablar a su hermano mayor de que el hombre venía del mono, así que le preguntó a su madre: 'Tú, mamá, cuando eras mono.. ¿ya llevabas gafas?'
Tomás, 6 años.
Un día Tomás le preguntó a su madre: 'Si quieres ser torero, ¿el toro hay que llevarlo o te lo dan allí?'
Nacho, 6 años.
Una mañana, cuando su madre lo despertó para ir al cole, le dijo Nacho: 'No quiero ir más al colegio. Bórrame'. La madre le contestó: 'Pero si ya no te puedo borrar, tienes que ir todos los días'. Nacho, con cara de asombro, preguntó: '¿Es que me habéis apuntado con boli?'
Manuel, 3 años.
En la escuela infantil a la que va Manuel también hay bebés. Un día estaba mirando cómo uno de 10 meses pasaba las páginas de un cuento mientras balbuceaba sin parar, y le dijo a su profesora: 'No me gusta nada cuando lee en inglés'
Marina, 7 años.
Un día, su primo Óscar le contaba que él conocía a dos chicas que eran gays, y Marina le dijo:'No se dice gays, se dice colombianas'
Marta,, 3 años.
Una noche, mientras todos dormían, Marta se acercó a la cama de su madre y le dijo: 'Mamá, mamá, he hecho pipí, pero no he tirado de la cadena para no despertarte, ¿vale?'
Claudia, 4 años.
El padre de Claudia se agachó para atarle los zapatos, y la niña, al verle la coronilla sin pelo, exclamó alucinada: '¡Papá, tienes carne en la cabeza!'
Isaac, 4 años.
Isaac iba corriendo, tropezó con su hermana y la tiró al suelo. Su madre le dijo: 'Isaac, ¿qué le tienes que decir a tu hermana?'.. E Isaac respondió: 'Que se aparte'
Pedro, 4 años.
Hace un par de meses decidieron hacerle el carné de identidad, que le llegó hace un par de semanas. Cuando su madre se lo enseñó a Pedro y le dijo que era su carné, él dijo: 'Ay, qué bien, ahora ya puedo conducir'
Julia, 3 años.
Cuando a Julia le dijeron sus padres que iba a tener un hermanito, ella dijo: ''Qué bien, pero ¿quiénes van a ser sus papás?
David, 5 años.
Un día, Javier les dijo a sus padres: 'Y vosotros, cuando yo tenga novia, ¿dónde vais a vivir?'
"A menudo los hijos se nos parecen,
y así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.
Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, (dicen) que hay que domesticar."
Aqui van algunas perlas de esos enanos tarados:
Hugo, 4 años.
Hugo preguntó a su madre: 'Mamá, ¿cómo salí de tu barriga?'. Y su madre le respondió: 'Pues primero salió la cabeza, después los hombros, luego el cuerpo y al final las piernas'. Y dijo Hugo, asustado: 'Mamá, ¿pero es que salí destrozado?'
Marta, 4 años.
Marta había oído hablar a su hermano mayor de que el hombre venía del mono, así que le preguntó a su madre: 'Tú, mamá, cuando eras mono.. ¿ya llevabas gafas?'
Tomás, 6 años.
Un día Tomás le preguntó a su madre: 'Si quieres ser torero, ¿el toro hay que llevarlo o te lo dan allí?'
Nacho, 6 años.
Una mañana, cuando su madre lo despertó para ir al cole, le dijo Nacho: 'No quiero ir más al colegio. Bórrame'. La madre le contestó: 'Pero si ya no te puedo borrar, tienes que ir todos los días'. Nacho, con cara de asombro, preguntó: '¿Es que me habéis apuntado con boli?'
Manuel, 3 años.
En la escuela infantil a la que va Manuel también hay bebés. Un día estaba mirando cómo uno de 10 meses pasaba las páginas de un cuento mientras balbuceaba sin parar, y le dijo a su profesora: 'No me gusta nada cuando lee en inglés'
Marina, 7 años.
Un día, su primo Óscar le contaba que él conocía a dos chicas que eran gays, y Marina le dijo:'No se dice gays, se dice colombianas'
Marta,, 3 años.
Una noche, mientras todos dormían, Marta se acercó a la cama de su madre y le dijo: 'Mamá, mamá, he hecho pipí, pero no he tirado de la cadena para no despertarte, ¿vale?'
Claudia, 4 años.
El padre de Claudia se agachó para atarle los zapatos, y la niña, al verle la coronilla sin pelo, exclamó alucinada: '¡Papá, tienes carne en la cabeza!'
Isaac, 4 años.
Isaac iba corriendo, tropezó con su hermana y la tiró al suelo. Su madre le dijo: 'Isaac, ¿qué le tienes que decir a tu hermana?'.. E Isaac respondió: 'Que se aparte'
Pedro, 4 años.
Hace un par de meses decidieron hacerle el carné de identidad, que le llegó hace un par de semanas. Cuando su madre se lo enseñó a Pedro y le dijo que era su carné, él dijo: 'Ay, qué bien, ahora ya puedo conducir'
Julia, 3 años.
Cuando a Julia le dijeron sus padres que iba a tener un hermanito, ella dijo: ''Qué bien, pero ¿quiénes van a ser sus papás?
David, 5 años.
Un día, Javier les dijo a sus padres: 'Y vosotros, cuando yo tenga novia, ¿dónde vais a vivir?'
sábado, 1 de octubre de 2011
COMO UN GITANO
Como un gitano
Voy por el planeta
a mi rumbo y sin teta.
Como un gitano
a mi destino lo elijo
por la línea de mi mano.
Vuelo por las nubes de un suspiro
y si te veo pasar
¡pelillos a la mar!
al lago de la gota gorda
donde el agua esta sorda.
Como un gitano
ando solo y canto
y nadie me quita
la princesita
ni la bola, ni la mano.
Busco la rosa más hermosa
y la prosa perfecta
que me haga soñar
y andar otros cien años mas.
Me haré un velero de trocitos
de corazón y hueso,
que me encontré en tus besos
perdidos en el barranco de tus labios
y esos... Son esos.
POEMA ROBADO, TOMADO PRESTADO A UN AMIGO... EL DESGARRO.
!!!Vamos primo... Anda jaleo jaleo!!!
Voy por el planeta
a mi rumbo y sin teta.
Como un gitano
a mi destino lo elijo
por la línea de mi mano.
Vuelo por las nubes de un suspiro
y si te veo pasar
¡pelillos a la mar!
al lago de la gota gorda
donde el agua esta sorda.
Como un gitano
ando solo y canto
y nadie me quita
la princesita
ni la bola, ni la mano.
Busco la rosa más hermosa
y la prosa perfecta
que me haga soñar
y andar otros cien años mas.
Me haré un velero de trocitos
de corazón y hueso,
que me encontré en tus besos
perdidos en el barranco de tus labios
y esos... Son esos.
POEMA ROBADO, TOMADO PRESTADO A UN AMIGO... EL DESGARRO.
!!!Vamos primo... Anda jaleo jaleo!!!
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