Se pasaba mucho frío en la aceituna, a jornal o a destajo.
Los dediles hechos de bellotas templaban las yemas agrietadas.
Solo el fuego calentaba las manos negras, cuando ya no se sentían.
A los jefes había que hablarles con papel de peseta.
Vigilaba el manijero, vareaban los hombres.
Las olivad del suelo, medre-niña,
jornal de mujeres a tres perras el kilo.
Frío, cintura y hambre.
Nire aitaren etxea defendatuko dut. (Defenderé la casa de mi padre( Gabriel Aresti))
Marieli Rueda.
Lo que narra Marieli, es la cruda realidad. El año pasado no se contrató apenas a mujeres, con la excusa de la crisis y ya veremos a ver este año cuantas encuentran un tajo.
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